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El poder del perro: machismo que destruye

La directora Jane Campion está de regreso con "El poder del perro" (The power of the dog, 2021), un western contemplativo, preciosista y carente de acción.
sábado, 4 de diciembre de 2021 · 10:39

MONTERREY, NL (proceso.com.mx).– La directora Jane Campion está de regreso con "El poder del perro" (The power of the dog, 2021), un western contemplativo, preciosista y carente de acción.

El gran espectáculo aquí está en las emociones. No hay un solo disparo, ni una riña, convenciones del género, aunque la violencia está presente, siempre, en el rudo vaquero Phil (Benedict Cumberbatch), incómodo, furioso y agresivo, que contrasta con la actitud apacible y civilizada hermano George (Jesse Plemons), lleno de cortesía y buenos modales.

Los dos son ricos rancheros de Montana en 1925. El equilibrio familiar es roto cuando George encuentra el amor en Rose (Kirsten Dunst) una atractiva viuda que vive para cuidar y proteger a su amanerado y debilucho hijo adolescente Pete (Kodi Smit-McPhee), dedicado a los estudios e incapaz de adaptarse a los rústicos modos del campo.

Juntos, todos bajo el mismo techo, provocan el surgimiento de sentimientos ocultos, lo que va revelando lentamente el pasado tormentoso de cada persona y el peso de recuerdos que son arrastrados a lo largo de los años.

Excelsa en la narrativa visual, Campion hace un inusual psicodrama del oeste, con una compleja composición de personalidades disímbolas, enmarcadas en bellos paisajes rurales. Presenta una historia que se desarrolla con lentitud y que se toma su tiempo para presentar detalles de cada personaje.

En el vórtice está el sorprendente Cumberbatch, magnífico como el hacendado que ejerce una masculinidad destructiva para protegerse de un mundo que siente que lo acecha. Silenciosamente paranoico, es un solitario que no puede revelar su espíritu que bulle por emociones reprimidas. Un alfa total, líder apuesto y permanentemente apestando a corral y establo, es el guía de una empresa ganadera que domina como el emperador en un pequeño reino.

En conflicto interno permanente, se mueve con cambios de humor desconcertantes, pues primero ridiculiza al muchacho, exhibiendo su atonía frente a los trabajadores del rancho, que lo acompañan en sus burlas. Pero luego, en un giro de actitud, decide darle una oportunidad, convirtiéndolo en su protegido.

El tipo duro baja la guardia y en ese gesto de humanidad y condescendencia, insólitos para su persona, queda expuesto por vez primera en su vida, al otorgar, a alguien más, su confianza y su afecto, aunque de formas bastante ambiguas y con intenciones que pueden ser diferentes a las de un tío atento, que prodiga cariño a su sobrino.

Lanzada por Netflix, "El poder del perro" es una cinta que debe ser observada con paciencia. Los silencios son como una invitación hacia esas personalidades a la defensiva, que son regidas por leyes no escritas de brutalidad en un entorno salvaje, como fue Estados Unidos en la consolidación de su civilización. La vida rural de entonces era un infierno para los débiles y las mujeres, como se ve, estaban a merced de los hombres que, con algo de suerte, eran buenos y les proporcionaban protección.

El desenlace es astuto y confirma que todos los individuos son, en realidad, desconocidos entre sí. Nadie sabe de las intenciones ajenas, ni se imagina los extremos a los que puede llegar una persona inteligente, estoica y desesperada.

 

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